Desde hace ya casi dos años, conduzco a diario entre semana por la carretera que une Barcelona con Manresa, que pasa por los pies de la montaña más bonita que he visto en España, Montserrat, auténtico espectáculo visual. Son raras las veces que paso con noche cerrada, pero mi mirada siempre mira hacia la cresta, a ver si una vez por todas veo un puto Ovni. Todos los días 11 de cada mes, se reúnen más de un centenar de personas para compartir experiencias y avistamientos. Está claro, que antes de abandonar tierras catalanas, subiré.
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